LA ENTREVISTA

Una sesión de Biodinámica Craneosacral comienza habitualmente con la entrevista al paciente, aunque nosotros preferimos llamarte “acciente”, ya que tu papel va a ser activo en tu proceso de sanación. Nosotros vamos a apoyarte, a facilitar el despliegue de tu propio proceso y su adecuada resolución, pero no vamos a usurpar tu papel, como responsable de tu salud y de tu vida, pues entendemos que de lo contrario cualquier mejoría no sería tal, sino un mero aplazamiento, un parche paliativo de tus síntomas pero no resolutivo del origen de tu patología.

Durante la entrevista hay un intercambio, una conversación verbal y no verbal, allí ya empieza el tratamiento y comienza a mostrarse lo que has venido a trabajar, a tratar ese día, que tiene mucho que ver con tu padecimiento, con tu síntoma. Pueden emerger memorias, imágenes, ensoñaciones, emociones, movimientos fasciales, musculares, orgánicos, fluidicos, sensaciones energéticas, etc… Todo esto se imbricará en el proceso buscando un desarrollo y una resolución parcial o total. Normalmente son necesarias una serie de sesiones para que un proceso, que ha tardado años en instaurarse, se resuelva.

LA SESIÓN Y EL CONTACTO

La sesión, dependiendo de cómo se despliegue el momento, podría ser desde una simple conversación hasta un tratamiento clásico, que podría comenzar sentado, de pie o tumbado.

Normalmente, en una sesión, tras la entrevista inicial, pasamos a trabajar tumbados y tomas contacto desde los pies, desde la cabeza o desde otro lugar, según nos sugiera tu cuerpo. El contacto craneosacral es mas una atenta escucha que una acción manipulativa. Nos ponemos al servicio de tu cuerpo, de la salud inherente que anida en él y de la inteligencia corporal que gobiernan la inmensa comunidad de células especializadas que nos conforman. En esta terapia no solemos utilizar protocolos, nos ponemos plenamente al servicio de la salud del sistema y del desarrollo que el propio cuerpo establezca para restaurar el equilibrio, seguimos las prioridades que marcan los tejidos, estructuras y fluidos con sus movimientos sutiles y con otros signos visibles para un terapeuta entrenado. Durante la sesión puede haber silencio pero también se pueda dar un dialogo verbal paciente-terapeuta que sirva para mantener la conciencia despierta durante el tratamiento

LA HISTORIA DEL PACIENTE

Cada paciente trae una historia que contar, esa historia es como un iceberg, tiene una pequeña parte emergida de la que tenemos conciencia: esa patología o ese síntoma por el que acudimos a terapia. Pero hay toda una profunda trama oculta en las que se relacionan memorias, conflictos, emociones, redes neuro-endocrinas, sensaciones, etc… Entre todos estos elementos se conforma esa historia  a la que necesitamos dar sentido, hacerla consciente para resolver la restricción que nos crea y encontrar la salud. Como dijo el Dr. Taylor Still, fundador de la Osteopatía “Encontrar la salud debería ser el objetivo del médico, la enfermedad la puede encontrar cualquiera”.

LA DURACIÓN

Una sesión puede durar entre 45 y 60 minutos. Al finalizar la terapia el paciente suele quedar relajado y aliviado respecto a la situación de inicio. De todos modos, lo habitual, es que sean necesarias varias sesiones para poder ir recuperando restricciones y finalmente concluir el proceso con la vuelta al equilibrio y a la salud. En este contexto no es lo mismo tratar una dolencia antigua que una reciente, lo agudo suele ser más rápido de recuperar que lo crónico.

LA FRECUENCIA

La frecuencia y número de sesiones va a depender de cada caso y aunque el terapeuta es el que debe orientar el tratamiento, el paciente también puede decidir el ritmo que necesita en base a sus sensaciones. Lo habitual es que al comenzar una serie de tratamientos la consulta sea semanal o cada quince días, para después ir espaciando las visitas hasta el alta final.

EL TERAPEUTA

En una sesión de terapia craneosacral biodinámica vamos a encontrar el espacio, el tiempo y la seguridad necesarios para poder resolver los procesos que nos llevan a enfermar. No puede haber prisas ni amenazas del exterior que nos colapsen. El terapeuta debe mostrar respeto, neutralidad, aceptación incondicional del paciente, empatía y congruencia personal. Todos ellos son aspectos que facilitarán  en el paciente un estado de ánimo positivo y la confianza y la entrega  necesaria para el buen fin de la terapia.

DESPUÉS DE LA SESIÓN

Después de la sesión sería aconsejable que el paciente  dejara pasar un tiempo prudencial, unas horas o un día, antes de realizar actividades físicas o mentales muy enérgicas, así como no ingerir excitantes, bebidas  alcohólicas o hacer grandes comidas. Es recomendable llevar un diario en el que anotar los cambios sutiles y las sensaciones que afloran entre los tratamientos, pues de lo contrario el tiempo desdibuja esos recuerdos que son valiosos a la hora de calibrar el calado del trabajo terapéutico realizado.

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