LA FASCIA, ÓRGANO DE SOSTÉN

Nuestra comprensión consciente de la estructura no ha evolucionado todavía lo suficiente. Como resultado, nuestro cuerpo tiende a organizarse físicamente de forma descompensada, y mecánicamente a estar desordenado, entonces parece como si ese desorden del cuerpo impusiera su influencia a toda la vida del individuo.            El orden o su ausencia se inicia en el inconsciente, ese nivel que está por debajo de la conciencia que un hombre tiene de lo que le sucede. Le es imposible darse cuenta de lo que le ocurre porque, por mediación de su cuerpo, el hombre se ha convertido en la dramatización de su imagen inconsciente.

Mediante la organización estructural del cuerpo, y específicamente de las fascias, podemos reducir el desorden en el nivel inconsciente. Tenemos pruebas de que podemos inducir en el cuerpo al menos ciento grado de orden consciente.

Cuando un individuo tiene problemas inconscientemente modifica su cuerpo, solidifica su actitud mental como en un cemento biológico.

La génesis de cada uno de nosotros ocurre a partir del huevo fertilizado. Esta unidad en apariencia simple, se diferencia rápidamente en tres sistemas funcionales: ectodermo, endodermo y mesodermo. En la integración estructural, lo que nos interesa son las desviaciones de las estructuras derivadas del mesodermo. De aquí derivan los huesos, músculos , ligamentos, tendones y fascias.

Los elementos primarios, hueso ligamento y tendones se desarrollan a partir de las células, en forma de núcleos que aparecen en la sustancia del mesénquima. A medida que las unidades toman forma, el residuo menos diferenciado forma envolturas de tejido areolar que rodea los centros en desarrollo. Inicialmente parece que la función de la vaina fuera de protección  más adelante llega a ser de sostén. Esto es la fascia.

 

Diferencias entre fascia y músculo.

El músculo es una unidad sumamente contráctil y sensible, la fascia no lo es tanto.  En cuanto es una capa protectora, debe ser más estable. En el sistema miofascial como tal, cada músculo, cada víscera, están encerrados en su propia envoltura fascial. Estas envolturas, a su vez, forman parte de un  trama ubicua, que, al mismo tiempo, conecta y separa todas las unidades funcionales del cuerpo, las sostiene y las envuelve. Y por último estas láminas recias y elásticas forman también una envoltura superficial que sirve de contenedor, de límite y de sostén a la totalidad de cuerpo, esto es  lo que se llama fascia superficial situada bajo la piel.

La fascia superficial es muy elástica gracias  a su red de fibras entrecruzadas y el tono de este tejido es un factor básico para el bienestar. De modo que el daño ocasionado por un accidente o por una intervención quirúrgica es importante, porque el tejido fascial tiende a espesarse y a acortarse cuando se produce una herida, como todas podemos observar en las cicatrices, sean viejas o recientes. Esta trama fascial se conecta y comunica a través del cuerpo, las regiones engrosadas transmiten tensión en muchas direcciones y hacen sentir su influencia en puntos distantes, de manera muy similar a como un enganche de un  jersey deforma la totalidad de la prenda.

Es probable que este sea el mecanismo mediante el cual se pone de manifiesto los puntos reflejos o puntos de presión. En este caso, la congestión o el mal funcionamiento de un órgano interno se hará sentir como un punto circunscrito de dolor, a veces muy intenso al someterlo a una presión superficial, en un lugar muy distante al de su origen, como por ejemplo cuando existe congestión uterina producida por la regla y llega a provocar tensión hasta en lo alto de la cabeza.

Muchas personas saben que en la planta del pie se pueden encontrar puntos reflejos. Cuando un determinado órgano visceral se congestiona, una presión aplicada a un punto específico de la planta del pie provoca dolor, en ocasiones intenso. Esto sucede tanto en congestiones crónicas como agudas. Es probable que en estas situaciones reflejas los planos fasciales constituyan la vía de la transmisión mecánica.

Desde el punto de vista de la integración estructural, la fascia forma una trama intrincada,  coextensiva con el cuerpo y básica para éste, para su bienestar y para su función. Está claro que el tono y la extensión fasciales son factores básicos que contribuyen en el bienestar corporal.

El tono hace referencia a la tensión característica de la fascia hipertónica, que con frecuencia es un signo de alta presión sanguínea, sea ocasional o crónica. Los hipotónicos son propensos a tener la presión baja. Una deficiencia en el tono se manifiesta no sólo en la percepción interna, subjetiva, sino también en el perfil corporal como vemos en el abdomen, que suele ser muy revelador.

Lo interesante es que la falta de tono nunca es puramente local, de modo que el efecto de la gravedad arrastra hacia arriba descolgando el diafragma y el resto de tejidos.

La economía corporal requiere que haya varios tipos de tejido conectivo. Todos se estructuran básicamente a partir del colágeno, y están compuestos por la mismas unidades, pero en proporciones diferentes. De ellos, el tejido conectivo areolar o laxo es el más extensible, el más elástico y el más ampliamente distribuido. Sus fibras se entrelazan en todas direcciones. La grasa corporal se deposita y se almacena en este tipo de tejido. Es una parte fundamental del metabolismo corporal de agua y del mecanismo mediante el cual el organismo guía y distribuye los fluidos.

El tejido fibroso blanco se desarrolla allí donde se producen tensiones, y por tanto es más rígido y menos extensible. La mayor rigidez se produce a partir de la disposición de las fibras, que en este tejido se presentan formando haces paralelos. Cuando el tejido mantiene juntos los huesos y limita los movimientos, se llama ligamento, cuando une el músculo al hueso  o al cartílago se denomina aponeurosis o tendón .El tejido fibroso blanco también puede formar láminas fasciales densas, como la fascia lata. La aponeurosis difiere del tendón en que es delgada. Todos estos son tejidos conectivos, derivados del mesodermo.

Allí donde se requiere mayor estabilidad, como en los tejidos óseos y cartilaginosos, la matriz del colágeno orgánico se impregna de otras sustancias que pueden contribuir a este propósito. Es el cartílago, lo que modifica la matriz es el condroitin- sultato, en el hueso la modificación se debe a sales minerales, principalmente al fosfato de calcio, aunque también se encuentran vestigios de magnesio y de otros minerales. También es necesaria la presencia de vitaminas C y D par que se forme una matriz ósea adecuada y resistente. Desde un punto de vista práctica interesa añadir que un  aporte adecuado de vitamina C en la dieta es muy importante para la salud de todos los tejidos conectivos. Una carencia grave de vitamina C produce escorbuto, una enfermedad que afecta a los tejidos. Por ejemplo el efecto de la cortisona es inhibidos, deprime tanto la formación de la sustancia fundamental como la de las fibras, por el contrario, la somatotropina estimula y favorece su crecimiento.

Los tejidos conectivos, y en particular las fascias, se encuentran en un estado de reorganización continua. El constante intercambio metabólico, posible gracias a la íntima relación de la fascia con el metabolismo del agua, favorece la reorganización  estructural. Aunque la fascia sea un tejido de fibras de colágeno, a éstas hay que imaginarlas incluidas en la sustancia fundamental, que es en sus mayor parte un gel amorfo semilíquido. Es posible demostrar que las fibras de colágeno son lentas para cambiar por lo que la rapidez tan claramente manifiesta en los cambios fasciales debe ser un propiedad de su compleja sustancia fundamental (gel coloidal ). Parece que toda  célula viviente esté en contacto con este gel y que su modificación, cuando se le somet6e a los cambios de presión, podría explicar la amplia gama de efectos observados en la integración estructural.

 

Hay diferentes clases de capas fasciales.

La fascia superficial es un tejido fibroaerolar que alberga gran  parte de las grasas corporales (se dice que en las mujeres representa aproximadamente un 30 por ciento del peso corporal ). Puede estirarse en cualquier dirección y se adapta con rapidez a todo tipo de tensiones.

La fascia profunda es una capa más densa. EN el cuerpo sano , la tersura de su revestimiento permite que las estructuras adyacentes se deslicen unas sobre otras. Sin embargo, como consecuencia de enfermedades inflamatorias o de lesiones traumáticas, las capas pueden adherirse unas a otras, como si estuvieran encoladas en vez de deslizarse una sobre otra, ello hace que las estructuras adyacentes traccionan entre sí, lo cual contribuye a una sensación general de cansancio y tensión. El colágeno de la fascia profunda forma haces de fibras paralelas, dado que esta es la forma más adecuada para resistir el esfuerzo de estiramiento. Por ejemplo, éste es muy intenso en las bandas de sostén, unas bandas de fascia más espesa que contienen los tendones y forman poleas contra las cuales pueden trabajar los músculos. Se las encuentra por encima y por debajo de las articulaciones importantes: tobillos, rodillas, muñecas y codos.

Para el lego la fascia profunda es lo mismo que es músculo ya que así como es muy fácil separar unas de otras las envolturas fasciales no lo es tanto separarlas del músculo que envuelven. EL músculo es la palabra que sirve para designar una unidad multidimensional difícil de separar en las partes que la componen.

En cuanto a los problemas mecánicos recordemos que frente a cualquier lesión si el desplazamiento supera el límite de elasticidad del tejido blando que sostienen los huesos, estos tejidos no podrán volver a su posición inicial. Con tal de no sentir dolor en el tejido lesionado la persona modificará su forma de andar, por ejemplo rotando una pierna hacia fuera desequilibrando la simetría de la pelvis. Junto a esto debemos recordar el importante efecto psicológico de todas las modificaciones en el andar con su relación con la inseguridad.

La mayoría de los problemas de la pierna son básicamente mecánicos, y por la tanto responden a la mano del terapeuta experto orientando el movimiento y ayudando a recuperar la seguridad al cuerpo.

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